La comunicación es el principal reto de la sociedad, pues de ella depende no sólo nuestro éxito en la vida, sino nuestra supervivencia; aunque todo comienza en “casa”, ya que, si no tenemos una conexión personal, es difícil que podamos expresarnos con claridad, y ser felices.

Comunicación es intercambio, envío de información. Cuando esa comunicación es enviada sin que haya alguien que reciba, se le puede llamar monólogo. Para que haya comunicación, debe haber alguien que envía la comunicación y alguien que la recibe.

En el terreno de las relaciones humanas, se ha considerado al otro como receptor de esta información, dejando fuera de la ecuación el yo conmigo mismo como receptor de esa misma información; ¿Qué sucede con la información que va de ti hacia contigo mismo?, ¿Qué tanto sabes escucharte?

Esto no solo no se menciona, sino que hay un desconocimiento de cómo escuchar esos mensajes que provienen de nuestras sensaciones, pensamientos y emociones. No nos enseñaron cómo ser conscientes y cómo desarrollar esa capacidad personal.

¿Cómo desarrollar una habilidad social sin considerar este punto de partida? Nos han educado para no pasar por el terreno del Yo, y con ello, no aprendimos cómo validar una identidad, necesidades, valores y puntos de vista personales.

La comunicación que tienes contigo mismo es tu propio criterio, tu propia capacidad de acordar contigo mismo qué es lo que necesitas y qué no; qué es lo que te hace bien y qué no. Es el espacio del Yo, donde se cultiva tu propia integridad. Cuando ese Yo está obstruido, la comunicación es inconsciente y está conectada a tu programación del deber ser de la social. Es casi como actuar en automático.

Lograr una comunicación contigo mismo significa que puedes atender lo que más necesitas, tomar decisiones importantes y manejar tus emociones a tu beneficio; y no que tus emociones te manejen a ti, a través de pensamientos negativos y sin control.

La comunicación implica no pensar quién eres sino tener la experiencia de vivir lo que te sucede cada día, atendiendo tu necesidad y cultivando tu ser a través de lo que más te gusta y lo que más te importa, en un alto nivel de comprensión y de conexión contigo mismo.

Escucharte es validar qué te hace bien y cómo vivirlo intensamente; aprender a decir que no; qué si te gusta y cómo obtenerlo; qué no te gusta y cómo evitarlo; cómo lograr expresar lo que necesitas expresar.

El primer paso es tener claro, ¿Cuál es el mensaje que tus emociones te están dando? ¿Qué significa ese mensaje para ti?, eso, ¿Cómo te hace sentir? y entonces, ¿Qué necesitas?

Si te das cuenta que no te gusta cómo te estás sintiendo, observa ¿Cuáles son tus pensamientos? Los pensamientos generan emociones. Escucha tus pensamientos si éstos juegan a tu favor o en contra tuya. Cualquier pensamiento que no te construya te va a debilitar, y se vuelve auto destructivo, de ahí la gran importancia que tiene el poder escucharnos a nosotros mismos; para generar un mejor diálogo interno, que sea poderoso, amoroso y nos nutra, nos fortalezca la auto estima y esté orientado hacia el positivismo.

Crear consciencia del diálogo interno que usamos es medular para nuestra vida interior y exterior; para la creación de emociones que nos construyan y de relaciones con las que podamos hacer acuerdos que causen el bien mayor.

Conocer las palabras que nos decimos es crear conciencia acerca de las emociones que sentimos; significa comunicarnos internamente con nosotros y con ello poder elevar el nivel de responsabilidad para usar el lenguaje en nuestro beneficio.

Estamos en el amanecer de una nueva historia. Todas las estructuras se han caído, las crisis de salud, familiares y económicas, -el deber ser-, ya no tiene el poder de someter que tenían antes y la vida interior reclama su lugar en el mundo. Tu identidad de quien realmente eres y quieres ser.

Aprender a manejar tu propia comunicación para conocerte y poder crear posibilidades en tu vida, significa que puedes generar tu propio laboratorio de emociones que te ayuden a ser quien quieres ser, y que te construyan. Emociones poderosas, como el entusiasmo, la alegría, el buen humor, el positivismo.

Entenderte desde las emociones implica dejar de lado el deber ser; y experimentar el aprendizaje y la sabiduría detrás de cada emoción; después de todo se llama “inteligencia emocional”, a la calidad de conectar con el mensaje que te expresan tus propias emociones al servicio de tu autoestima y de lo que hoy necesitas para ser el que eres.

También, puedes hacer uso de alguna terapia, pues los procesos de acompañamiento emocional ayudan a desarrollar tu propia consciencia y a activar el testigo u observador que va a “escuchar” y a descifrar tu propia comunicación. Incluso, el llevar un diario de aprendizaje es una increíble herramienta para ayudarte a desarrollar tu conciencia y conocerte más. Pide información.

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