Marzo 19, 2024

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La soberanía personal, tu derecho de propiedad Destacado

La soberanía personal, tu derecho de propiedad Imagen por Александр pexels.com

Por María Gabriela Castañeda. México. www.mariagabrielac.com/

 “Anda tu propio camino. Todos los demás te apartan del tuyo.”

 Gitta Malaz

Imagina conviviendo en nuestra sociedad con calidez y respeto por el derecho de propiedad que los demás tienen sobre su propia vida y rumbo.  Cuáles valores se quiereencarnar y cómo se siente vivirlos.

Para que nuestra sociedad pudiera convivir en armonía, cada quién necesitaría desarrollar y ejercer su derecho de autopropiedad. Esto puede echar raíces en nuestra vida emocional; integrar a nuestros hábitos diarios satisfacer nuestras necesidades emocionales  y conocernos en la experiencia de esa vivencia.

Integrar vivir los propios valores significa reconocer la fuerza intuitiva, la ternura, la compasión, la tierna solicitud, fluir en el pensar y sentir como un ritmo creativo; escuchar los sentimientos, aprovechando con ello nuestra sabiduría orgánica de quiénes somos o quiénes queremos ser.

Encarnar nuestros valores personales significa ejercer nuestra soberanía; significa que eres dueño de ti y te habitas dignamente. Es el derecho de ser el creador de tu vida, ya que, lo que no declaramos y reconocemos como nuestro, permanece ausente.

Permitirte ser eso que eres, significa que te das el permiso de ayudar al mundo. Curiosamente, entre más somos de nosotros, más podemos contribuir y ser para los demás; dar un mejor servicio. 

El reconocimiento de tu autonomía personal, creencias, sentimientos, valores, integridad y autoconcepto como algo de tu autoría y de la experiencia consciente de tu propia divinidad. El derecho de autoridad sobre todo ello, por derecho de nacimiento. Permitirse el poder verdadero que tiene que ver con la libertad del espíritu, la expansión y madurez emocional y espiritual.

Dejar morir el programa anterior, desconectarse de la “matrix” significa que no necesitas más control sobre nadie. Tampoco que nadie sea tu autoridad y te diga qué pensar, sentir, decir, hacer, creer u observar. Tú sabes lo que estás observando. Tú posees un punto de vista, una integridad que son tus valores por derecho y esa es tu voz que da forma a tu destino.  Tú puedes desarrollar un criterio personal.

Quizá alguien considere esto como egoísta, que eres una mala persona porque se siente despreciada por ti o sienta que estás dañando; quizá porque la persona tiene un malentendido de lo que significa la soberanía personal. Pero esta certeza de autogobierno proviene de tu unión y  conexión con la energía de tu corazón, tu narrativa de vida que causa bienestar como principal síntoma de que estás en sintonía con quién eres, sin importar a lo que estés haciendo frente, porque te tienes a ti. Esa relación de amor tiene una conexión con tu propia espiritualidad, con el desarrollo de tu persona y el abandono de las falsas personalidades. 

El cambio hacia esa dirección no es un evento súbito, sino un proceso gradual. Significa que cada día haces y logras algo en esa dirección. Puede ser una decisión pequeña o grande, pero no te desvía de la meta. Estás navegando tu vida en el timón de tu barco y la meta es la completitud de ti mismo.

Estar al timón de tu barco sobre la marea de la existencia significa que en el presente estás conectado contigo. No lamentando el pasado, no angustiándote por el futuro. Fluyendo con total aceptación y cero resistencias a lo que es. Moldeando al mismo tiempo tu realidad a través de tu ser y de tus acciones rumbo a ese ser.

El poder ser dueño de ti mismo se alimenta y nutre de esta profunda conexión contigo mismo; significa que te permites acceder a tu sabiduría orgánica, el canal donde conectas para poder desarrollar tus talentos, todo tu potencial. Es desde donde puedes imprimir tu huella en el mundo y cumplir con el propósito de para qué naciste.

Apropiarte del timón del barco sobre el océano de la vida significa haber cruzado tu propio desierto y haberte enfrentado con valor a tu oscuridad. Estar dispuestos a no evadir el miedo y a cruzar la confusión que causa, la parálisis y la neblina de sus mentiras.

Todas las experiencias de dolor fueron rituales sagrados para templar tu corazón y avivar la llama de tu propia divinidad, conocer su incorruptibilidad y poder trasmutar todo lo que no es. Cambiar al mundo significa dejar morir lo tóxico en ti. Tomar una ruta diferente. Dejar paso a la bella escultura debajo del mármol, de donde surgirás más sabio, más vivo, más comprensivo de ti, con un amor más profundo.

Este ritual de iniciación es para ser pan sagrado en el festín de la humanidad y nutrirnos unos de otros, de lo que cada quien lleva a la mesa desde su ser despierto y entusiasta por compartir. Este despertar está ocurriendo en muchas personas, es real. Si lees esto, es probable que sea porque tu propio despertar se estremece y vibra con la invitación de que te sumes desde tu propia sinfonía particular.

Puedes renacer desde este cuerpo a tu verdad interior. Eso significa que no tienes que morir en vida, sino nacer en vida: re-nacer a tu ser. El arte de convivir con los demás provendrá ahora del reconocimiento mutuo de la soberanía individual y cómo podemos jugar como equipo en un alto nivel de juego, emoción y compromiso. No intervengas en el territorio de alguien más. El poder real se encuentra dentro de tu propio territorio.

Apropiarte de tu integridad significa también que tienes un respeto por la integridad de los demás, una consideración por el ser de los demás y su libertad. Saber que los demás están porque quieren y no porque se sientan obligados. De hecho, la forma en que amamos al prójimo es abrazando el desarrollo pleno de nuestro potencial y talentos, y ofrecerlo a la sociedad; como una orquesta gigantesca en la que tu ser completa al todo con tu amor propio y armonía que se extiende hacia los demás.

Virginia Satir* menciona que existen 5 libertades básicas del ser humano:

1. Libertad para SER LO QUE UNO ES AHORA, en vez de lo que fue, será o debería ser.

2. Libertad para SENTIR LO QUE SE SIENTE, en lugar de lo que se supone que debería sentir.

3. Libertad para DECIR LO QUE UNO SIENTE Y PIENSA, en vez de lo que se supone que debería sentir y pensar.

4. Libertad para CORRER RIESGOS POR LA PROPIA CUENTA, en lugar de elegir siempre lo que se considera más "seguro".

5. Libertad para PEDIR LO QUE UNO QUIERE, en lugar de ponerse a esperar que alguien le dé permiso para hacerlo.

6. (Añado) Libertad de equivocarse. Uno hace lo que puede de acuerdo al nivel de consciencia en el que está. Cuando uno se da cuenta que ha errado, puede rectificar.

Estamos transitando en este momento histórico hacia una madurez espiritual; como humanidad e individuos. Los dolores de parto se agudizan, la oscuridad se hace más densa, los destellos de luz resplandecen aquí y allá. Es un desafío darnos cuenta que estamos siendo testigos de este llamado a despertar hacia la libertad personal.

Nos alejamos de los medios; nos conectamos en nuestra intimidad. Intuimos que algo tiembla bajo la superficie del pánico social y la mentira de los medios; el sistema de control pierde poder ante la soberanía individual. Intuimos que detrás del lenguaje político que busca infantilizarnos con su estructura de miedo, enfermedad y necesidad de control van dejado de surtir efecto. El tema del COVID-19 no es NADA comparado con la batalla espiritual que estamos librando internamente. Los efectos catastróficos de no ejercer nuestro liderazgo y soberanía personal tienen peores consecuencias.

Se ha abierto de par en par la posibilidad para que te conviertas en quién eres. Para que reclames tu soberanía y decidas en qué vas a creer. No hay manera de retornar al esquema o programación anterior. El volumen del grito interior trasciende todas las fronteras y se hace imposible no escuchar. El proceso de esta etapa evolutiva nos insta a dar ese paso hacia nuestro interior. Los dolores de parto intensifican nuestras heridas, nuestros miedos. Nuestra mano espiritual busca asirse a nuestro puente interior que conecta con lo Eterno, materializándose en tu ser y en tu hacer.

Entrégate a tu sueño, es la respuesta. Tu propósito de vida alineado con tu inspiración, en donde más brillas y resplandeces. Puedes ver al mundo que devuelve la sonrisa que le das. La sonrisa es la prueba tangible de nuestro origen espiritual.

La Invitación

 

No me interesa saber a qué te dedicas. 

Quiero saber qué es lo que añoras

y si te atreves a soñar para alcanzar lo que tu corazón ansía. 

No me interesa saber qué edad tienes

Quiero saber si te arriesgarás a parecer un loco por amor,

por tus sueños, por la aventura de estar vivo. 

No me interesa saber que planetas están alineados con tu signo zodiacal.

Quiero saber si has tocado el centro de tu propio dolor:

si las traiciones de la vida te han abierto,

o te has vuelto marchito

y te has cerrado por miedo a más dolor. 

Quiero saber si te puedes sentar con el dolor, el tuyo o el mío,

sin moverte para esconderlo, diluirlo o maquillarlo. 

Quiero saber si puedes estar con la alegría, la tuya o la mía,

y si puedes danzar libremente y dejar que el éxtasis te llene hasta las puntas de los dedos de tus manos y de los pies,

sin buscar ser cuidadoso, realista o recordar las limitaciones del ser humano. 

No me interesa si la historia que me estás contando es verdadera, quiero saber si tienes la fuerza para decepcionar a otros con tal de serte fiel a ti mismo,

Si puedes resistir la acusación de traición y no traicionar a tu propia alma. 

Quiero saber si puedes ser fiel y por lo tanto confiable. 

Quiero saber si puedes ver la belleza hasta en los días sombríos,

y si puedes arraigar tu vida en esa belleza. 

Quiero saber si puedes vivir con los fracasos, los tuyos y los míos, y todavía pararte en la orilla del lago y gritar a la luna llena plateada… ¡Si! 

No me interesa saber dónde vives, ni cuánto dinero tienes. 

Quiero saber si te puedes levantar después de una noche de pena y desesperación, débil y lastimado hasta los huesos,

y hacer lo que necesita estar hecho para los niños. 

No me interesa saber quien eres, ni porqué estás aquí.

Quiero saber si te puedes parar en el centro del fuego conmigo sin replegarte 

No me interesa dónde, qué, o con quién has estudiado,

Quiero saber qué te sostiene desde adentro cuando todo lo demás se derrumba. 

Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo

Y si verdaderamente disfrutas tu compañía , en tus momentos de soledad.

  

Poema de un Sabio, Indio Nativo Americano

Puedes dejar tu comentario en nuestro grupo de salud y autocuidado.

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Modificado por última vez en Lunes, 31 Enero 2022 19:44
María Gabriela Castañeda

México. Consultora de empresas y catedrática en la Universidad Instituto de Estudios Superiores de Monterrey desde el 2011, en las asignaturas de Liderazgo, Desarrollo Humano, Comunicación Efectiva, Inteligencia Emocional y Coaching Ejecutivo.

Desde hace más de 20 años ha acompañado distintas empresas de retail de talla nacional e internacional, enfocándose, gran parte de su carrera, en el desarrollo del liderazgo y trabajo de equipos clave dentro de las corporaciones.

 

www.mariagabrielac.com | Instagram 

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