Somos histriónicos, difíciles e irreverentes, la sátira viviente del mundo moderno que no vacila en reflejar aquella hermosa y compleja realidad en la permanente dicotomía del ser humano, donde no muchos se atreven a indagar.
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Hace ya tres años que realizo esta práctica que inicia en noviembre y culmina con una poderosa ceremonia de cierre el 31 de diciembre.
Durante todos estos días miro, analizo, evalúo cuál fue mi recorrido durante el año. Cabe mencionar que uno de los hábitos que adquirí previo a este, fue llevar una agenda física en donde llevo el record de todo lo que hago diariamente y lo que dejo de hacer también.
No existen días más satisfactorios y reveladores que esos, pues nuestra mente consciente difícilmente puede recordar a detalle cuál fue el flujo o el contraflujo de nuestras acciones en cada mes del año. Pero la amiga agenda nunca miente, si supimos registrar cada paso.
En lo personal considero que luego del bizarro 2020, con todas sus sorpresas, el 2021 ha sido un gran año. Nos ha permitido volver a comenzar a vivir la vida desde otra perspectiva y otros valores ante la nueva realidad que se nos presenta.
Aprendimos nuevas formas de trabajo, de comunicación, de relacionamiento con nuestros seres queridos y con compañeros o colegas de trabajo. Nos enseñó que podemos construir nuevas carreteras, nuevas rutas neuronales, distintos puntos de vista y, sobre todo, que ninguno de nosotros, por más poder, contactos, negocios y sapiencia que podamos tener, estamos en control de casi nada.
La vida sucede, tiene su propio curso, está en cada uno de nosotros la decisión de cómo vamos a verla, vivirla y significarla. Solo tenemos en control de cuál es nuestra reacción ante los eventos o circunstancias.
Esto es lo que es… pero ¿Implica que solo nos limitemos a vivir y a dejarnos llevar por lo que sucede? Definitivamente no.
También es importante tener una visión, un sueño, un propósito y configurar y decidir un mapa de ruta para alcanzarlos. Si bien nada está escrito, es mucho más certero seguir un plan.
Por esta razón hoy te comparto mi percepción acerca de la importancia de hacer una evaluación consciente y detallada de cuál fue nuestro comportamiento en términos de acciones, hábitos, tareas y actividades realizadas en el año que dejamos atrás. Si ponemos atención podremos percatarnos de cuáles fueron nuestros patrones buenos y malos. Si no perseveramos, podremos evaluar cuáles fueron los motivos, o los eventos alrededor nuestro que nos llevaron a “tirar la toalla” como decimos en México.
Esta sencilla práctica, realizada a consciencia nos puede mostrar un genuino espejo de quienes somos y por qué hacemos lo que hacemos. Y entonces, podremos decidir accionar de manera distinta.
Así que, si hasta el día de hoy, tu vida ha estado a merced de las circunstancias y como veleta al viento has ido a donde te va llevando, es momento de comenzar por lo primero. Te invito a que, si no lo has hecho antes, te aventures a comprar una agenda física, que hará las veces de tu diario de actividades y que te permitirá registrar los pasos que vas dando día a día.
El siguiente paso es comenzar a hacerte al hábito de planear tus actividades con anticipación. Agendar primero, todo aquello que resulta trascendente y primordial para tu bienestar personal, esto, en mi experiencia, debe ser nuestra prioridad y todo lo demás debe acomodarse alrededor.
Al finalizar el año te darás cuenta del valor de la información sobre ti que contendrá esta agenda. Y entonces tu cierre de año será muchísimo más poderoso y certero, con conocimiento de causa. Tendrás todos los elementos necesarios para tomar mejores decisiones en consciencia.
Sin embrago, si no tienes una herramienta así por ahora no te impide hacer un cierre trascendente. Te invito a que te regales un fin de semana para ti. Que pongas una buena música de fondo y te prepares la bebida que más te guste. Haz memoria de los acontecimientos más importantes que sucedieron en cada mes, desde enero hasta noviembre o diciembre, según estés leyendo esto.
En una hoja escribe todo lo que SÍ HICISTE, lo que SÍ SUCEDIÓ y reconócete por ello. En otra hoja escribe lo que planeaste pero que por alguna razón se quedó en el tintero o en el intento. Analiza qué sucedió en torno a esta meta incumplida.
La intención de este ejercicio es que hagas consciencia de los patrones que marcaron tu año y que han marcado muchos de tus años y que, te han llevado a ir arrastrando tus sueños y metas año tras año sin verlos materializarse por causa del descuido, la procrastinación o el mal acomodo de prioridades.
Esta labor de auto observación y autoconocimiento desde el “darte cuenta” de cosas, contribuirá de manera importante a que el 2022 pueda ser ese mar azul de todas las posibilidades para ti y que no pierdas una sola de ellas.
Trabaja en ti, invierte en ti, que no existe en el mundo una mejor inversión.
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