Por Paula M. Zaragoza. México. www.paulamzaragoza.com
“Es difícil que llegues a lograrlo”. “La gente como tú difícilmente alcanza ese puesto”. “Las mujeres no nacieron para ocupar esas posiciones”. “¿Escribir un libro? A poco crees que eres tan buena escritora”. “¿A quién le va a interesar publicar tu libro?” “Tuviste que haber comenzado antes este emprendimiento, no a tu edad”. Trabas, límites, creencias limitantes, barreras reales o imaginarias.
Todos estamos llenos de ellas desde que comenzamos a tener uso de razón y lo curioso es que la gran mayoría de ellas han sido implantadas por alguien que no eres tú, desde una realidad distinta, una consciencia diferente y siendo alguien distinto a ti.
El gran trabajo de volvernos un poco más conscientes cada día, de evolucionar y de ir mejorando nuestra propia versión consiste precisamente en ir quitándonos capa por capa todo eso que nos sobra, todo lo que creemos que somos y en realidad no somos.
El genio de la escultura Miguel Ángel Buonarroti decía:
¿Cómo puedo hacer una escultura? Simplemente retirando del bloque de mármol todo lo que no es necesario.
Y así logró impresionantes obras maestras como El David o La Piedad.
Tú, yo y cada ser que habita este planeta estamos llamados a la “grandeza”, a Ser desde todo nuestro potencial, nuestros dones y fortalezas. El proceso que hay que vivir, es comenzar a ver la vida, nuestra vida, desde la lente de nuestras fortalezas y no desde nuestras carencias, pues en esa medida podremos percibirnos exitosos y suficientes… en una palabra, abundantes.
El éxito y la grandeza de trabajan poco a poco, aquí, ahora, en cada momento presente. No es algo que sucederá algún día. No se es exitoso por lo que tenemos o por cuánto hacemos o lo que logramos acumular en un momento dado, sino por lo que somos hoy, aquí, ahora.
Y entonces, ¿por qué es que, la humanidad y mayormente las mujeres se han olvidado de alimentar a ese Ser, eso que cada uno es, como individuo, en todo su valor y originalidad y solo se dejan llevar por la vida, arrastradas por la realidad que les “tocó vivir”?
Porque nadie ha venido a recordarles lo grandes que son, lo bello de su esencia y la importancia de que mantengan su luz encendida.
En algún momento de mi arduo y difícil proceso de crecimiento y concientización, tuve un momento de iluminación. Las piezas importantes de mi rompecabezas se acomodaron y pude comprender el “para qué” de todo lo que había vivido hasta ese momento. Fue así como comprendí mi propósito de vida y comencé a construirlo.
Hoy sé que estoy aquí para recordarte quién eres, para llevarte, a través de distintas herramientas y cuestionamientos a que te lances hacia adentro y hacer contacto con tu Ser, con tu unicidad y tu grandeza. A que vuelvas a creer en ti, en tus sueños, en lo que te apasiona, y sobre todo, que logres vivir feliz, en plenitud y en paz.
Vivir la vida en paz no tiene precio. Aprender a fluir con ella, a bailar a su ritmo y comprender que lo único constante es el cambio. Trabajar en ser resilientes y no reactivos. Trabajar en ser nuestros más
atentos observadores. Salirnos de la jaula de la mente y atrevernos a dejar que esta bella vida nos sorprenda.
Es entonces cuando nuestra grandeza tiene la posibilidad de salir, mostrarse, hacerse patente, a través de nuestra mirada, nuestras acciones, lo que decimos, lo que aportamos y la manera en que lideramos.
Los más grandes regalos que la vida tiene para nosotros vienen envueltos en papel de lija. Eso que más trabajo nos cuesta y más miedo nos da es lo que más satisfacción nos traerá cuando hayamos comprendido el regalo. “Las mejores cosas están del otro lado del miedo”.
Y la mayor de las iluminaciones es la de comprender que esto no es una comida rápida, de inmediata preparación. Como los platillos más suculentos y delicados, lleva una preparación y un proceso paso a paso…
El proceso de convertirte en una mejor versión o en la mejor posible es justamente el regalo que esta vida tiene para ti. Así que, ¡Manos a la obra!
Atrévete a Ser hoy, a reconocerte y a vivir desde toda tu grandeza y tu potencial al reconocer todo eso que no eres y que hasta hoy habías asumido como el único camino.
La vida está llena de colores si decides verlos.