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“Derecha” e “izquierda” en Chile Destacado

 

Una de las grandes dificultades a la hora de opinar de política en estos días es el vacío abismante que una generación completa posee respecto a la educación cívica y, paralelamente, las complejas y ambiguas discusiones filosóficas e interpretaciones de ciertos conceptos que todos utilizamos en nuestro cotidiano.

Originalmente, los términos “derecha” e “izquierda” surgieron en la revolución francesa de 1789, en medio de las asambleas que buscaban establecer una nueva constitución. A la derecha se sentaban los realistas, aquellos que apoyaban las viejas estructuras monárquicas y reivindicaban su importancia. A la izquierda, en cambio, se ubicaban quienes deseaban otras formas de organización donde la aristocracia no tuviese una gran incidencia en los destinos de esta organización política. Con el tiempo, esta división primitiva y espontánea fue determinando la conformación de dos grandes bloques ideológicos, en ningún caso homogéneos ni estáticos, donde las fuerzas de derecha se asocian fundamentalmente al poder económico y las de izquierda a todas aquellas ideas reformistas que pretenden transformar el status quo de una sociedad.

Por cierto, toda sociedad humana está conformada por tradiciones que otorgan un sentido de pertenencia, que son importantes y que determinan aspectos tan importantes como la identidad y la manera de hacer las cosas, que deben ser conservadas y protegidas. También existen formas que con el paso del tiempo se vuelven desprovistas de sentido y que necesitan ser modificadas. Ambas tendencias coexisten y son muy necesarias, por eso la política deviene en un acontecer y la democracia promueve una necesaria alternancia de aquellas ideas.

El problema es que “derecha” e “izquierda” son conceptos que nacieron en una Europa que necesitaba dejar atrás el peso de las monarquías que reinaron por cientos de años, y que fueron puestos en cuestión por una burguesía comercial con creciente poder e influencia. Difícil resulta trasladar estos conceptos a nuestras naciones americanas herederas de las colonias españolas, donde no existen tradiciones que conservar salvo las implantadas por nuestros conquistadores y los núcleos de inmigrantes del primer mundo. Por cierto, existen férreos defensores de la familia y la libertad económica, y a aquellos los identificamos como “derecha”.

Lo curioso del caso es que en Chile hace más de 30 años tenemos un modelo social de mercado o “socialdemócrata” muy liberal en cuanto a la iniciativa económica, y un estado que sólo cubre los vacíos que afectan a la gran mayoría. Una izquierda que quiere conservar la soberanía de los recursos naturales y un medio ambiente libre de la contaminación que provocan los planes reguladores que no respetan la geografía de los territorios ni la sustentabilidad de los recursos en el tiempo, donde las actividades extractivas ponen en riesgo los ecosistemas marinos, lacustres, donde grandes hectáreas de bosques son monocultivos , las cuencas de los ríos son embalsadas y los lagos son transformados en criaderos de salmones engordados. Acá en Chile la izquierda representada por los pueblos originarios y los defensores de los territorios defiende las actitudes conservadoras que buscan reivindicar las identidades postergadas por el modelo de desarrollo aquél y la derecha es la que clama por mayores aperturas a los capitales y menos regulaciones para que las empresas se enriquezcan y creen aquella riqueza que reluce en nuestros indicadores macroeconómicos cuando el grueso de la población apenas entiende de economía. Una izquierda protectora y conservadora, una derecha explotadora y liberal.

¿Será que, aprovechando el proceso constituyente, sea el momento de liberarse de aquellas concepciones rígidas, introducidas por nuestros conquistadores y reproducidas durante los más de dos siglos de nuestra historia sin mucho análisis? ¿Será momento de reemplazarlas por otras más atingentes a nuestra realidad? ¿Será que los partidos políticos de orgánicas monolíticas y doctrinarias abran paso a liderazgos territoriales, vecinales y gremiales que sean capaces de mirar nuestras particularidades? La ciudadanía está dando muestras de ello, y a los partidos políticos, deslegitimados y alejados de sus votantes, amparados en su historia y tradiciones, no les está causando mucha gracia darse cuenta que su momento ya está pasando.

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Modificado por última vez en Viernes, 11 Junio 2021 16:44
Jorge Trujillo

Jorge Trujillo Vivanco, periodista de destacados medios chilenos

Columnista de opinión política en Histrionico.com

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