A veces el trayecto se hace difícil y duro, pero nunca imposible de transitar, a la larga siempre llegamos a algún destino que no necesariamente es el que nos habíamos propuesto, pero de igual forma hay que motivarse para volver a intentarlo y algún día llegar al destino anhelado. La clave está en no renunciar nunca a las convicciones, a los sueños, a las metas y a los más profundos deseos.

Lo principal es siempre tener un ánimo positivo y fuerte, ojalá con mucho amor, con mucha energía, aunque a veces nos cueste y tratar de tomar las cosas adversas con el mejor sentido del humor, ojalá le podamos agregar mucha risa por que la risa desconecta del dolor y enriquece el espíritu, por lo cual te fortalece y te vuelve más inmune ante cualquier ataque que amenace tu salud, tu integridad y tu ser.

Siempre hay que acercarse a los seres queridos, compartir tus deseos con quienes te quieren bien y trabajar en conjunto con ellos. Hay que abrir el corazón a la esperanza y tener cerca a seres en quienes confiar, para eso no necesitas tener tanto dinero ni riquezas, solo necesitas entregar amor incondicional, necesitas entregar preocupación, necesitas ser honesto y transparente con tus reales sentimientos y por sobre todo necesitas ser Tú y tener tu alma en paz, sin rencores ni remordimientos. Hazlo, y de a poco veras como la gente se acercará a ti sin malas vibras y sin malas intenciones, sin intereses creados y solo los inspirara lo agradable que es estar contigo y lo necesario que es sentir que alguien te quiera.

Estas palabras estoy seguro de que las hemos escuchado muchas veces, pero generalmente son palabras que se las lleva el viento porque no las sentimos en el alma, sin embargo, cuando nos vemos afligidos, ahí recurrimos a ellas, en muchos casos es en momentos de extrema desesperación cuando nos acordamos de Dios siendo que Él está siempre a nuestro lado.

Sería maravilloso si todos siempre tuviéramos la costumbre de caminar por la vida junto a Dios, pero no para que nos salve de todo lo malo, sino para que este junto a nosotros compartiendo los logros, disfrutando los éxitos y para agradecerle por la vida que tenemos. De verdad que hoy es demasiado necesario estar muy consciente de quienes somos, necesitamos saber hacia dónde vamos y que queremos lograr, para organizar nuestros recursos y darles una distribución lo más adecuada posible que nos permita tener una vida más tranquila y llevadera.

Este trayecto de vida es muy especial, puede ser terrible o puede ser maravilloso dependiendo del rumbo que decidas tomar, pero para eso debes respirar profundo, debes proponerte los objetivos accesibles y debes caminar seguro y con fuerza espiritual teniendo claro y con la firme convicción de que pronto llegaras a donde te has propuesto llegar y nunca dudes ni por un solo instante de que siempre al final del camino estará Dios esperando por ti.

Gracias por eso… Dios nunca abandona

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