Hoy día el papel de las preguntas está ocupando un lugar importante en la vida de las personas, como una forma de crear un estilo de pensamiento creativo y abrir la mente a nuevos caminos.

El beneficio que obtenemos y la eficacia de las acciones que llevamos a cabo, están íntimamente relacionadas a la calidad de las preguntas que nos hacemos y que hacemos a los demás.

Aunque, es de llamar la atención, cómo si hacer buenas preguntas es tan importante, ¿Por qué no se le ha dado un espacio central en nuestra forma de vida y en nuestra manera de plantearnos los retos?

El papel que juegan las preguntas es histórico en términos de promover un pensamiento crítico que ha brillado por su ausencia en el sistema educativo. Es algo que simplemente no se ha aplicado ya que la enseñanza se ha basado más en memorizar datos, que en promover que las personas desarrollen un pensamiento propio y crítico.

Una de las razones, es que gran parte de nuestra cultura occidental en general, se centra en “tener la respuesta correcta”; todo nuestro sistema educativo tradicional pone el foco en las respuestas, en memorizar y en repetir datos, más que en el arte de encontrar nuevas posibilidades.

Además, el acelerado ritmo de nuestras vidas no contempla los momentos necesarios para una reflexión en donde se exploren diversas opciones antes de llegar a decisiones claves, y que cambiarán, por cierto, el rumbo de nuestro destino.

Por otro lado, el paradigma entorno al trabajo “real” que consiste en hacer análisis detallados y en tomar decisiones inmediatas, se encuentra en contraposición con el paradigma de un trabajo de conocimiento eficaz, el cual consiste “en realizar preguntas profundas que se alojan en conversaciones ampliamente estratégicas sobre cuestiones ó hechos de fondo, e ideas frescas”.

En la actualidad, nos enfrentamos a realidades que cimbran nuestras principales instituciones y “amenazan” con cambios inminentes en los sistemas políticos, sociales y familiares. De acuerdo al esquema de pensamiento que aprendimos, buscamos respuestas, en vez de crear preguntas interesantes que nos sitúen en un nivel creativo de soluciones o de creación de nuevos escenarios.

Por otro lado, es interesante que en otras latitudes existen organizaciones que hoy le dan un alto valor a las preguntas, considere esto: en Alemania, existe una Dirección dentro de algunos empresas a la que se le da el nombre de Direktor Grundsatzfragen, en su traducción significa Director de preguntas fundamentales; algunas de dichas empresas poseen todo un departamento de Grundsatzfragen, formadas por personas cuya labor principal es pensar cuáles podrían ser las siguientes preguntas.

Algunos ejemplos de estas empresas son: Daimler, Bayer, Siemens ó Sap. Es curioso que esto sólo sucede en las empresas con sede en Alemania ya que si alguna es adquirida por una empresa estadounidense, estos suelen eliminar las posiciones de Grundsatzfragen.

Esta cultura laboral con sede en Alemania posiblemente derive de una percepción de una vida que es posible crear, que es posible comprender, descubrir y reflexionarse a profundidad, y de una forma de ordenar las prioridades y dar un significado y un sentido a la vida más allá de lo ya establecido.

De igual forma, en su sistema de educación secundaria, entre las edades de 14 a 17 años, se les asigna a los jóvenes grupos de estudio; en palabras de un estudiante: “trabajamos intensamente juntos en cada tema y luego, en el segundo año, nos encontramos con Goethe, y nos cuestionamos nuestro mundo entero durante 2 años. Nosotros salimos con un gran aprecio por el poder de las preguntas y de la conversación”.

La mente “crece” en dirección de la pregunta.

De ahí la importancia de la calidad de la pregunta. La pregunta misma es una forma de lograr lo que necesitamos que suceda, y de la mejor forma. Las conversaciones que se generan y lo que crean dependen enteramente del enfoque en que se plantean. Y qué es la familia, o las instituciones públicas o privadas, sino el resultado de las conversaciones que se tejen en la urdimbre social. La calidad de dichas instituciones está directamente relacionada a la calidad de sus conversaciones; a su capacidad de confeccionar a través de las palabras el entendimiento necesario para crear y alcanzar sus propósitos.

Un conocimiento orgánico e innato se encuentra latente en el interior de cada uno. Si usamos el poder de las peguntas promovemos que emerja el conocimiento de forma natural en el individuo, facilitando con ello que las personas tomen responsabilidad sobre su propia capacidad de crear un criterio, por medio de poder acceder a su sabiduría personal y a su consciencia. Ayudamos a que las personas puedan crecer sobre sus propias certezas.

Identificar las preguntas que son rutas de acceso a múltiples posibilidades de acción, para que las personas se apropien de objetivos que antes parecían inalcanzables, pues la mente crece en la dirección de la pregunta.

Nuestra tarea como líderes, docentes, padres de familia, por tanto, es la de capacitarnos continuamente en el arte de aumentar la calidad de nuestras preguntas; nuestra misión debe enfocarse en una penetración que desafíe los supuestos limitantes acerca del funcionamiento actual de la realidad; ello será la clave para la creación de innovadores futuros, así como de acuerdos con los demás que ayuden a madurar y/o ampliar sus puntos de vista.

En este sentido, una pregunta debe tener la misión de ser semilla, que bien plantada puede echar raíces y germinar hacia futuros prósperos y abrir caminos. Los cuestionamientos deben ser poderosos porque las ideas enraizadas son poderosas.

Es decir que lo que más nos puede limitar en cierto momento es nuestra forma de pensar, nuestro sistema de creencias, lo que creemos que es verdad, aunque esta forma de pensar nos produzca dolor, miedo constante, ansiedad, sufrimiento: ideas fijas e inamovibles… Cuestionarse tiene el propósito de desafiar esas creencias que constituyen nuestra preciada identidad, aunque en ésta se sienta un inmenso vacío.

Vivir saludable equivale a tener opciones. Tener opciones equivale a considerarlas, para considerarlas se tiene que haber planteado el asunto de antemano. Abrir las puertas de la posibilidad.

¿Cómo hacer buenas preguntas?

Se puede comenzar con un diseño de conversación, por ejemplo, preguntarnos por el propósito de una conversación dada; teniendo claro el propósito será sencillo que más preguntas surjan para agotar ese tema y lograr el objetivo. Por ejemplo, ¿Qué se necesita para lograr ese propósito?, ¿Qué me pregunta necesito hacerme?, ¿Cuál es la pregunta que creará una nueva situación?, ¿Qué no hemos intentado aún?, ¿Qué me detiene?, ¿Qué podría considerar maravilloso?, ¿Qué podemos hacer mejor y diferente?, ¿Cómo sí se puede?, etcétera. Preguntas que nos ayuden a dialogar en el terreno de lo posible y de lo nuevo.

Las preguntas poderosas van encaminadas también a empoderar a las personas y a hacerlas responsables de su evolución. De tal manera que de su constante ejercicio las personas a su vez aprendan a valorar las preguntas que generan y a mejorar la forma en que se plantean nuevas maneras de cuestionarse, y con ello, de plantearse mejor su manejo de la realidad y de sus retos.

“Hacer la pregunta adecuada es la acción central de la transformación, en los cuentos de hadas, en el análisis y en la individualización. La pregunta clave provoca la germinación de la conciencia. La pregunta con la forma adecuada siempre emana de una curiosidad esencial sobre lo que hay detrás. Las preguntas son las llaves que hacen que las puertas secretas de la psique se abran”

-Clarissa Pinkola Estes

Bibliografía:

• Ontología del Lenguaje, Rafael Echeverría
• El arte de las preguntas poderosas, Eric E. Vogt, Juanita Brown, and David Isaacs.

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