Abril 23, 2024

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La "mala moda" de funar por redes sociales - Por Francisco Pérez Destacado

La "mala moda" de funar por redes sociales - Por Francisco Pérez Foto de Mano creado por rawpixel.com - www.freepik.es

En la actualidad gracias a la tecnología, estamos todos mucho más conectados y podemos comunicarnos con mucha más facilidad que antaño, al igual que recibir y entregar información, esto gracias a un sinfín de herramientas que Internet nos ha facilitado.  Youtube, Facebook, Twitter, etc., son una fuente increíble de información, pero el problema comienza en como las personas que se conectan a Internet a diario dan uso a estas herramientas, ya sea para informar, educar y entretener o simplemente para destruir.

Desde hace ya un tiempo se está haciendo tendencia el hecho de funar por redes sociales a personas o situaciones sin pensar mayormente en las implicancias que puede tener esto para las personas involucradas.  El caso más reciente es la propuesta realizada por el columnista Charles Blow, del periódico New York Times, al pedir la censura al personaje de caricaturas de la Warner Bros Pepe Le Pew, por fomentar según él “la cultura de la violación”, asegurando que las actitudes de acoso el zorrillo hacia la gatita de la caricatura puede generar un llamado al abuso sexual y a la violación. Pero no es la primera vez que Blow sugiere la cancelación o simplemente la eliminación de contenidos de ficción por considerar que puede incurrir en pensamientos abusivos.  Recientemente se pronunció en contra los libros del Doctor Seuss, un escritor clásico en la literatura infantil norteamericana, citando cuentos como “El Grinch”, “El Lorax” y “El gato con sombrero”, porque según su opinión fomentan el racismo en varias de sus líneas.  Su petición, tuvo tanto eco en las redes sociales, que varias librerías de Estados Unidos decidieron sacar de circulación los textos del aclamado escritor.  En su columna afirmó que “el racismo debe ser exorcizado de la cultura infantil”.  También exigió que Speedy González fuera eliminado de la programación infantil, “ya que ayudaron a popularizar un estereotipo corrosivo de los mexicanos borrachos y letárgicos y Mammy Two Shoes”, una sirvienta de color corpulenta que habla con un fuerte acento”.

Pero los casos de usar las redes sociales para censurar y buscar hacer “desaparecer” personajes del ámbito público pude llegar a tomar ribetes más duros.  Les planteo, por ejemplo, el caso de Ahmed Best, que sin duda no les sonará el nombre, pero se trata del actor que se encargó de dar vida a uno de los personajes quizás más odiados de la saga Star Wars, Jar Jar Binks.  Cuando se lanzó “La amenaza fantasma” su actuación fue destrozada por la crítica y por una multitud de seguidores de la saga, y él estaba convencido que su carrera no iba a recuperarse de ese duro golpe.  Hoy el actor confiesa “me tocó enfrentarme a la respuesta negativa de los medios de comunicación, cosa que aún afecta tanto mi vida como mi carrera. Estuve a punto de acabar con mi vida y todavía, 20 años después, es difícil hablar del tema”.  Esta experiencia marcó para siempre la vida de Best, quién simplemente seguía las instrucciones del director de la película George Lucas.  De hecho, el actor destacó en una entrevista para la revista Wired que recibió amenazas de muerte a través de las redes sociales, además de la gente que se le acercaba en la calle para insultarlo, usando como pretexto el argumento “tu destruiste mi infancia”. 

Y así, suma y sigue.  Otro caso, también con la saga de Star Wars, ocurrió con la actriz Kellie Marie Tran, actriz norteamericana que participo en el Episodio 7: "Los últimos Jedi", interpretando a Rose Tico.  La actriz se convirtió en la primera mujer de color en tener un papel relevante en la franquicia, pero se hizo centro de las críticas en las redes sociales con comentarios mal intencionados, llevando a la actriz a eliminar todas sus cuentas de redes sociales, declarando, en un ensayo que publicó: “las palabras parecían confirmar lo que es haber crecido como una persona de color ya me había enseñado: que pertenezco en los márgenes y espacios, que soy válida sólo como un personaje menor en sus vidas e historias”.

¿Entonces es justo pensar puede cualquier persona, desde la seguridad de su hogar y el anonimato, censurar a las personas y más aún denostarlas y hasta amenazarlas, solo por el hecho de no estar de acuerdo con el papel que interpretan, cuando la mayoría de las veces no depende de ellos, como llevar a cabo su personaje, sino que están bajo la supervisión de un director, que es quién da las pautas sobre cómo quiere que sea el personaje?  Las redes sociales, hoy en día tiene un gran poder, pero este es neutro, no es ni bueno no malo, depende de quienes lo utilicen el carácter que le darán, y lamentablemente la mayor cantidad de gente que hoy en día utiliza las redes para realizar este tipo de actos censuradores, son jóvenes, que quizás sin tener la madurez suficiente, ni la visión de lo que puede llegar a ocasionar en una persona, simplemente lanzan comentarios para destruir carreras, familias o incluso acabar con vidas.

Sobre este mismo, me llama fuertemente la atención, que los mismos jóvenes que piden respeto, e igualdad, son los que en el liceo (cuando se podía asistir, antes de la pandemia), ejercían bullying sobre sus pares.  De hecho, esta generación, es la que marca más acoso en los establecimientos educacionales, y muchos de ellos utilizando las mismas redes sociales, ofendiéndose y atacándose entre ellos a través de twitter, Instagram, etc.., creando memes con fotografías de sus propios compañeros y enviándolas por redes sociales, además obviamente las amenazas y comentarios mal intencionados.

Creo que no es una caricatura, lo que te llegara a convertir en un acosador, tampoco una serie o una película; sino que la educación que a las nuevas generaciones se les dé en sus hogares; ya que no es la televisión o un comic los que se encargan de guiar a los niños y jóvenes en cómo deben ser para la vida adulta, son los padres.  Las caricaturas, películas, series, comics, manga y otros medios que se me queden en el tintero, son para divertirse, no son los encargados de educar.

Y para finalizar, dejo esta pequeña inquietud.  Si el día de mañana llega una “persona x”, y dice que hay que eliminar todas las historietas de Condorito por encontrarlas que son altamente insultantes para la sociedad; que las faldas de Yayita y su escote denigran a la mujer, o que el físico de doña Tremebunda es una burla para todas las suegras, que el mismo personaje Condorito se burla de la gente más humilde por cómo es representado; y comienza a funar una caricatura que es prácticamente un baluarte dentro de las novelas gráficas de nuestro país, y logra hacer eco en la sociedad, hasta lograr eliminarla.  ¿Es eso justo?  En mi más modesta opinión, creo que primero debemos colocarnos a analizar el momento histórico en que se comenzó a publicar esta caricatura, donde la moda de la minifalda imperaba, la situación socioeconómica del país era otra, al igual que las necesidades de la gente.  Es obvio que no es nuestra realidad, hoy en día, y por lo mismo no se justifica querer censurar una caricatura a diestra y siniestra; como el caso que les describía de los personajes de Warner Bros o el Doctor Seuss.

Por eso, antes de publicar una fotografía, dar un comentario en Facebook o escribir un twitter, pensemos en el poder que tenemos entre manos y el bien o el mal que podamos producir.

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Francisco Pérez

Fanático de la lectura

Autor senior en Histrionico.com

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